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Distrito Sardinal: El corazón caliente del Golfo de Papagayo

Playas del Coco

El distrito de Sardinal, perteneciente al cantón de Carrillo, provincia de Guanacaste, Costa Rica, es una comunidad en plena transformación, donde las tradiciones rurales se entrelazan con el desarrollo turístico y de infraestructura.

Con una población estimada de 21 237 habitantes en 2025, Sardinal representa el 42,2 % de la población del cantón de Carrillo.

Datos administrativos:


Centro administrativo: Ciudad Sardinal
Clima: Clima tropical de sabana (Aw)

Altitud: ~46 m
Localidades: 25

Barrios y ciudades (los más famosos)


Artola
Cacique
Coco

Guacamaya
Huaquitas
Libertad

Matapalo
Nancital
Nuevo Colón

Obandito
Ocotal
Pilas

Playa Hermosa
Playones
San Blas

Santa Rita
Zapotal

✅ Fortalezas:


  • Acceso a mejores servicios médicos y educativos
  • Infraestructura vial modernizada
  • Comunidad activa y ricas tradiciones culturales
  • Cerca de destinos turísticos populares
⚠️ Desafíos:


  • Gestión sostenible de los recursos naturales en el contexto del desarrollo turístico
  • La necesidad de inversión continua en infraestructura pública
  • Mantener el equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de los valores comunitarios

Ingresos principales

Agricultura, turismo, construcción

Desarrollo e infraestructura

Carreteras, agua potable, internet, transporte público, electricidad.

Nivel de vida

Medio a alto.

Recomendación

Adecuado para familias que buscan tranquilidad y acceso a la naturaleza.

Observaciones

Comunidad tradicional, con valores relacionados con la familia y el trabajo.

about
Distrito de Sardinal


Oportunidades de Inversión

Sardinal ofrece terreno fértil para iniciativas empresariales

¿Por qué Sardinal?

El distrito de Sardinal, perteneciente al cantón de Carrillo, se ha convertido en una de las zonas más dinámicas de la costa del Pacífico, atrayendo la atención de inversionistas locales e internacionales. Su ubicación estratégica cerca del Aeropuerto de Liberia, el continuo desarrollo de infraestructura y el flujo constante de turistas contribuyen a un clima económico favorable. Desde turismo y bienes raíces hasta proyectos ecológicos y servicios para comunidades de expatriados, Sardinal ofrece un terreno fértil para iniciativas empresariales.

¿Qué tipos de inversiones son prometedoras aquí?

🔶 Turismo y hostelería

  • Hoteles boutique, cabañas u hostales (especialmente en Playas del Coco, Playa Hermosa y Playa Ocotal)
  • Casas vacacionales y Airbnb: alta demanda entre expatriados y turistas.
  • Agencias de viajes locales: tours, snorkel, buceo, vehículos todo terreno, pesca deportiva, etc.
  • Restaurantes y cafeterías temáticas: muchos nichos aún están poco explotados.

🔶 Bienes raíces y construcción

  • Desarrollo residencial para expatriados (ecoaldeas, barrios cerrados)
  • Terrenos en venta/compra para promotores o particulares
  • Servicios relacionados con la construcción: ferretería, instalaciones solares, piscinas, jardinería, arquitectura tropical

🔶 Agricultura y ecoproyectos

  • Agroturismo y granjas orgánicas (granjas de mango, papaya, piña y cacao)
  • Cultivos hidropónicos o solares (creciente demanda entre los residentes que buscan alimentos locales)
  • Proyectos de reforestación y compensación de carbono (también con apoyo de ONG)

🔶 Educación y servicios para expatriados

  • Colegios privados bilingües o jardines de infancia Montessori
  • Centros de aprendizaje en línea o centros educativos
  • Servicios de reubicación, traducciones, asesoría legal e inmigración

🔶 Tecnología y trabajo remoto

  • Espacios de coworking (en Playas del Coco o alrededores)
  • Servicios de internet y TI: alta demanda de servicios de mantenimiento, redes y seguridad digital
  • Servicios creativos: diseño web, marketing, fotografía turística, video promocional

🔶 Medio ambiente y sostenibilidad

Energía solar: ideal para hogares y hoteles
Proyectos comunitarios de reciclaje o compostaje
Transporte eléctrico: alquiler de bicicletas y patinetes eléctricos

temperaturas entre 30 y 38°C


Clima en Sardinal: el sol como estilo de vida

El distrito de Sardinal, perteneciente al cantón de Carrillo, en la provincia de Guanacaste, tiene un clima tropical seco, con temperaturas que fluctúan frecuentemente entre 30 y 38 °C, especialmente durante la estación seca (diciembre-abril).

El verano (que en Costa Rica es, de hecho, la estación seca) trae cielos despejados, vientos cálidos y vegetación quemada por el sol, una época en la que el asfalto se vuelve casi líquido al mediodía y la ropa de algodón se convierte en la mejor aliada de los lugareños.

La temporada de lluvias (mayo-noviembre) trae lluvias cortas pero intensas que revitalizan la vegetación y refrescan el ambiente, pero la humedad aumenta significativamente.

Es un clima ideal para quienes aman el calor y el sol brillante, pero desafiante para quienes no están acostumbrados al calor tropical. Sin embargo, los lugareños saben adaptarse: «la sombra se vive mejor».

Playas del Coco
☀️ Estación seca (verano)


Meses: Noviembre – Abril
Características: Cielos despejados, sol intenso, viento moderado (especialmente de diciembre a febrero)
Temperaturas medias: 28 °C – 36 °C durante el día
Humedad: baja
Precipitaciones: casi inexistentes

🌧️ Época de lluvias (invierno)


Meses: Mayo – Octubre
Características: Lluvias frecuentes por la tarde o noche, vegetación exuberante
Temperaturas promedio: 26 °C – 32 °C
Humedad: Muy alta
Precipitación: 1500 – 2500 mm/año, con máximos en septiembre y octubre

⚠️ Otros detalles útiles


Los vientos alisios del noreste influyen en el clima durante la estación seca.
Menor riesgo de huracanes gracias a la posición geográfica protegida del Pacífico.
Microclimas locales: las zonas costeras (p. ej., Playas del Coco) pueden ser más secas que las del interior.

Sin filtros - Sin superficialidad


Observaciones Personales

Para hacer una comparación… ¡No sudas, te fríes enseguida! Sardinal y especialmente la zona de Playas del Coco son el tipo de lugares donde: la sombra es dorada, el asfalto se convierte en lava al mediodía y si dejas un plátano al sol, al volver tienes crispies 🤦‍♀️🤣

En Fortuna, donde vivo, tienes calor y humedad, pero aún tienes bosque, árboles, nubes volcánicas… en Sardinal, en la estación seca es como si La selva se ha ido de vacaciones. Tierra agrietada, polvo por todas partes, y todo lo que no tiene raíces profundas… se seca, pero tienen el océano para refrescarse. Están acostumbrados, y también dicen «qué rico el calor» 🥵.

playa del coco
inversiones inmobiliarias


Sector inmobiliario en el Distrito de Sardinal

Está en pleno auge y ofrece importantes oportunidades, especialmente debido al desarrollo turístico y al creciente interés de los inversores extranjeros. A continuación, un resumen:

Un rincón de paraíso con potencial


Sardinal, con sus playas cercanas y el ambiente relajado típico de Guanacaste, atrae cada vez a más personas que sueñan con una vida sencilla, pero llena de naturaleza, sol y comunidad.

El sector inmobiliario está en constante desarrollo, ofreciendo una amplia gama de oportunidades para quienes buscan una casa de vacaciones, un refugio permanente o una inversión con potencial de crecimiento.

Desde terrenos asequibles en zonas tranquilas hasta villas con vista al mar o modernos proyectos residenciales, Sardinal se está convirtiendo en una opción cada vez más popular, especialmente por su proximidad a Playas del Coco y al aeropuerto internacional de Liberia.

Playas del Coco
🔸 Para recordar:


Aunque la zona está en auge, es importante verificar la situación legal de los terrenos (algunos pueden estar en zonas protegidas o restringidas), analizar la seguridad del vecindario y consultar con un abogado o experto local antes de cualquier transacción.

Además, la infraestructura puede variar de una zona a otra, por lo que es recomendable asegurarse de tener acceso a electricidad, agua e internet en el lugar donde se desea invertir.

Posibles tipos de inversión:


🔹 Demanda creciente

Proximitatea față de Playas del Coco, una dintre cele mai populare plaje din Guanacaste, face din Sardinal un punct strategic pentru investiții în proprietăți rezidențiale și turistice.

Cererea este stimulată atât de turiști care doresc case de vacanță, cât și de expați care caută o relocare permanentă într-o zonă cu climă caldă, apropiere de mare și infrastructură în dezvoltare.

🔹 Diversidad de opciones

Desde terrenos edificables en zonas más accesibles hasta villas de lujo con vistas al mar, la oferta inmobiliaria es variada.

Se están desarrollando proyectos residenciales modernos y ecológicos, así como apartamentos o casas en condominios seguros.

🔹 Precios competitivos

En comparación con otras zonas más consolidadas de Guanacaste (Tamarindo, Flamingo), Sardinal ofrece precios más asequibles, pero con un alto potencial de apreciación del valor de la propiedad a mediano y largo plazo.

🔹 Atractivo para los inversores
Los inversores se centran en:
  • desarrollo de Airbnb y alojamientos turísticos;
  • proyectos inmobiliarios mixtos (viviendas y locales comerciales);
  • fincas ecológicas o propiedades para turismo rural.
🔹 Infraestructura en mejora
  • La conectividad vial con Liberia y el aeropuerto internacional es una gran ventaja.
  • Se están realizando inversiones en servicios básicos, electricidad, internet y agua potable, lo que impulsa el desarrollo de la zona.
Contexto socioeconómico


Aspectos esenciales para la vida cotidiana

🧾 Aspectos sociales y culturales

Sardinal mantiene una sólida cultura comunitaria, con tradiciones rurales y una activa vida social.

La comunidad se caracteriza por la solidaridad y el compromiso cívico, aspectos que contribuyen a mantener una baja tasa de delincuencia en comparación con zonas urbanas más pobladas.

🏗️ Infraestructura y desarrollo

El municipio de Carrillo invirtió recientemente 700 millones de colones en infraestructura vial en Sardinal y otras localidades, mejorando la conectividad y la seguridad vial.

Sardinal también está atravesado por varias rutas nacionales, como la Ruta 151 y la Ruta 255, lo que facilita el acceso a otras regiones.

🌿 Medio ambiente y desafíos

El intenso desarrollo turístico ha planteado desafíos relacionados con la gestión de los recursos naturales.

Proyectos como la ampliación del acueducto para dar servicio a complejos turísticos de lujo han suscitado preocupación en la comunidad local respecto al acceso equitativo al agua y su impacto ambiental.

💼 Economía local

La economía de Sardinal se basa en dos pilares principales: la agricultura y el turismo. La agricultura incluye cultivos como el melón y la caña de azúcar, y el turismo se beneficia de la proximidad a playas populares y hoteles de lujo, lo que genera empleos en hoteles, restaurantes y servicios relacionados.

🏦 Bancos y servicios financieros

Sardinal alberga sucursales de los principales bancos de Costa Rica, incluidos el Banco Nacional y el Banco de Costa Rica, brindando a residentes y visitantes acceso a servicios bancarios y cajeros automáticos.

🏠 Mercado inmobiliario

El mercado inmobiliario en Sardinal es diverso y ofrece opciones para todos los presupuestos. Los precios fluctúan entre $75,000 por terrenos y más de $2 millones por propiedades de lujo. Esta diversidad atrae tanto a inversionistas como a quienes buscan una vivienda permanente o vacacional.

🏥 Servicios médicos y de salud

Sardinal cuenta con una clínica pública modernizada que brinda servicios médicos esenciales a la comunidad.

También en las cercanías, en Playas del Coco, existen clínicas privadas que brindan servicios médicos adicionales, lo que facilita el acceso a la atención médica para residentes y turistas.

🏫 Educación e infraestructura escolar

En el ámbito educativo, Sardinal cuenta con escuelas primarias y secundarias que atienden a la comunidad local.

Proyectos recientes, como el Centro Educativo El Coco en Carrillo, financiado con el apoyo del BCIE, han mejorado la infraestructura educativa, brindando un entorno de aprendizaje seguro y adecuado para los estudiantes.

La tranquilidad rural se combina con la influencia del turismo


Seguridad en el Distrito Sardinal

En los primeros 5 meses de 2025, se registraron 62 delitos en el cantón Carrillo, distrito de Sardinal.

Los más comunes son los hurtos y robos con allanamiento de morada, pero también se observa una baja incidencia de robos y hurtos de vehículos.

Datos oficiales del OIJ:

  • Hurto simple: 21 casos
  • Atraco: 7 casos
  • Hurto de vehículo: 9 casos
  • Hurto agravado: 17 casos
  • Hurto de vehículo: 6 casos
  • Homicidio: 2 casos

🔴 Zonas de alto riesgo

  • Sardinal no se encuentra entre los 36 puntos calientes identificados por el Ministerio de Seguridad Pública de Costa Rica

🟡 Nota: Es recomendable tener cuidado, especialmente en el centro, las zonas comerciales y los estacionamientos.

Sobre todo por la noche. No es un lugar peligroso en sí mismo, pero es un blanco frecuente para ladrones y oportunistas.

carrillo
De raíces pesqueras a un destino turístico en auge


Historia de Playas del Coco

Playas del Coco, una de las playas más famosas de la costa del Pacífico de Costa Rica, no tiene una historia escrita en documentos oficiales. Su historia se transmite de generación en generación, construida a partir de relatos orales y descubrimientos empíricos.

Hasta la fecha, no se han identificado sitios arqueológicos importantes en Coco, pero fragmentos de cerámica descubiertos en la playa indican la presencia de una población indígena desconocida.

En los alrededores se han encontrado objetos de jade y oro, evidencia de una antigua red comercial, y las tribus chorotegas, conocidas por su maestría en la alfarería, se consideran parte de este patrimonio.

Hasta el día de hoy, en pueblos cercanos, sus descendientes continúan con este arte tradicional.

Los primeros habitantes

Según el primer periódico local, El Coqeño (1982), y con base en entrevistas a familias de la zona, la historia reciente de Playas del Coco comienza en 1856, con la llegada de Agapito Barrera.

Cuenta la leyenda que Agapito llegó en barco desde Nicaragua y se enamoró de la belleza natural de la playa.

Construyó una casa donde hoy se encuentra el mercado central y plantó hileras de cocoteros a la orilla del mar. Llamó al lugar «El Coco», dando origen al nombre actual.

La pesca y la recolección de ostras perleras fueron las primeras actividades económicas importantes de la zona.

Agapito fundó una pequeña flota que recolectaba estas valiosas ostras, y la conexión con el resto del país se hacía a pie, en caballos o carretas de bueyes, hasta Sardinal o Liberia.

Industria de las perlas

Esta industria temprana atrajo a buzos a Coco de los alrededores, especialmente de Sardinal. Entre quienes vivieron el auge y la caída de la industria se encuentra Gilberto Espinoza Cruz, nacido en Coco en 1908, en una familia de buzos.

Relata cómo, en su juventud, toda la costa oeste de Costa Rica estaba llena de ostras perleras.

Las inmersiones se realizaban sin equipo —sin máscaras ni aletas—, solo con los ojos abiertos en el agua y las manos buscando conchas en el fondo marino. A menudo descendían a profundidades de más de 15 metros (40 pies).

“Nos metíamos al agua desnudos, sin nada puesto”, dice Gilberto, “y buscábamos conchas con las manos. Con los ojos abiertos, solo podíamos ver un poco del fondo”.

En un buen día, un buzo podía recolectar hasta 45 kilos de conchas. ¿Pero perlas? Era cuestión de suerte. Había una jerarquía de perlas: las rosas eran las más raras y valiosas, seguidas de las blancas y luego las grises.

Gilberto tuvo suerte. Encontró una perla de 18 quilates, valorada en 3600 centavos, una suma enorme en aquella época. En comparación, en 1926, Agapito Barrera vendió la mitad de la Isla del Coco por tan solo 1000 centavos.

El declive de la industria

En 1928, llegó una compañía venezolana con grandes embarcaciones, equipo moderno y tripulaciones bien capacitadas.

En un solo año, recolectaron una cantidad masiva de ostras, que hervían en la playa en enormes ollas para facilitar la extracción de las perlas. Al partir, se llevaron consigo la riqueza del mar.

En cuatro años, todo cambió. En 1932, entre noviembre y diciembre, se produjo una catástrofe: todas las ostras perleras de la costa oeste murieron.

Nadie sabe con certeza por qué. Algunos han atribuido la culpa a los venenos liberados por los japoneses o alemanes para eliminar la competencia natural de las nuevas industrias de perlas cultivadas.

Pero Gilberto no cree en esa teoría: «Ni los peces ni el resto de la vida marina murieron, solo las ostras perleras. Fue una plaga, una enfermedad desconocida».

Desde entonces, la recolección de ostras se ha convertido en un lejano recuerdo. Ocasionalmente, se descubren algunos ejemplares más, pero la abundancia del pasado nunca ha regresado.

Los meses de Marzo: la época más pintoresca de Coco


A principios del siglo XX, el accidentado camino de Sardinal a Playas del Coco era tan difícil que solo se podía transitar a caballo.

En aquel entonces, además del campamento de buceo, solo quedaban unas pocas casas pertenecientes a las familias que decidieron asentarse aquí: Joseana Canales, Cervando y Darío Espinoza, así como Seferino, José y Ramón Méndez, todos de Sardinal.

En 1913, Isabel Gutiérrez de Barrera falleció, y Agapito se quedó solo en la casona al norte de la playa. Continuó ocupándose de su plantación de cocos y de sus cultivos de maíz, arroz y cacahuete.

El camino a Coco fue mejorando gradualmente, permitiendo el paso de carretas de bueyes. Así fue como comenzaron a llegar las primeras familias de carreteros, entre ellas Juan Félix Morales, en 1918, abuelo de la familia García, quien se había asentado en la parte sur de la playa.

En 1926, Agapito, a los 70 años, vendió todas las tierras del norte, desde las colinas hasta el mar, por la simbólica suma de 1000 centavos. La gran casa en la playa permaneció en pie mucho después de su muerte, y en 1930 fue utilizada por la policía para alojar a los visitantes.

Durante ocho meses al año, Coco estaba completamente aislado de ciudades como Liberia. Solo unas pocas docenas de familias vivían aquí de forma permanente, dedicándose a la agricultura de subsistencia y a la pesca para su propio consumo.

No había mercado para los productos locales, y los lugareños esperaban con ansias la llegada del verano, cuando llegarían los visitantes.

Algunos compraban comida, apoyando así a los residentes, como fue el caso de Balvina de Barrera, Rosa Rivas, Jesús Guillén y Lidia Angulo. Las comidas de un día completo se vendían por tan solo 5 centavos a los visitantes adinerados y por 1,25 centavos a los que venían de los alrededores.

Este fue el período en el que nació la temporada más pintoresca de la historia de Coco: las «Lunas de Marzo», marcadas por mareas espectaculares y una efervescencia especial.

Familias enteras llegaban desde Liberia con carretas de bueyes llenas de utensilios y provisiones. Al llegar, improvisaban claros donde familiares, amigos e invitados se reunían para pasar días y noches de celebración.

La música era la protagonista de la noche. Grupos con guitarras tocaban en cada claro, y más tarde aparecían las marimbas, acompañando los bailes folclóricos.

Los músicos tendían una cuerda que delimitaba el área para quienes habían pagado una peseta (25 centavos), la única condición para participar en el baile. Al final de cada canción, repetían el estribillo como cortesía a los danzantes.

Las celebraciones se animaban con fogatas y abundantes comidas, con carne de caza o pescado asado. Los pescadores de coco vendían langostas a sólo 1,35 centavos la libra y los visitantes tenían todo lo que podían desear.

Algunos llegaban, otros se iban, y la temporada culminó con Semana Santa, cuando Playas del Coco se llenó de gente.

Aunque la infraestructura era limitada, a solo 3 kilómetros de la playa virgen, la hospitalidad de los lugareños transformó a Coco en un verdadero paraíso vacacional.

Después de la Pascua, con la llegada de las lluvias, los visitantes se retiraron. Siguieron otros ocho meses de silencio, pero en el alma de quienes vivieron esos momentos, permanecieron recuerdos vívidos, coloridos y nostálgicos.

Así lucía Playas del Coco hasta 1954: un lugar aislado y sencillo, pero profundamente vivo en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo en esa forma auténtica.

Ese año, cuando los caminos volvieron a estar llenos de enormes charcos y se convirtieron en verdaderos retos para quienes los transitaban a pie o a caballo, una transacción comercial comenzó a cambiar las cosas.

Por la suma de 3500 centavos, pagados a plazos, Lidia Angulo vendió su casa de playa, que también funcionaba como un pequeño negocio, bajo el nombre de «Las Quince Letras».

La compradora tenía cierta experiencia en el sector turístico y grandes sueños, pero enfrentaba serias dificultades financieras. Así que, aunque las intenciones eran buenas, en los siguientes cinco años no hubo cambios notables en Playas del Coco.

Sin embargo, con el apoyo de los habitantes, se hicieron los primeros esfuerzos para mejorar el camino: se drenaron los charcos y se pavimentaron las zonas más lodosas con piedras utilizando carretas de bueyes, picos y palas.

Se construyeron catorce puentes peatonales y la ruta se conectó con el camino rural que conducía a Sardinal y Comunidad, construido con el apoyo del Ministerio de Obras Públicas y Transporte.

El camino de Sardinal a Coco se había vuelto transitable incluso en la temporada de lluvias, gracias al esfuerzo de la comunidad local y a las contribuciones de los primeros visitantes ocasionales a la zona de la Mesa Central. Hasta principios de la década de 1980, no se recibió apoyo de las autoridades centrales ni locales para el mantenimiento de este camino de acceso.

Mientras tanto, «Las Quince Letras» evolucionó y cambió su nombre a «Casino Playas del Coco». Se instaló una pequeña planta eléctrica a gasolina, que proporcionaba iluminación en las primeras horas de la noche.

Al mismo tiempo, se había instalado un sistema sanitario rudimentario, con un tanque de 500 galones y una tubería de 300 pies de largo y ¾ de pulgada de diámetro alimentada por un pozo excavado a mano: un comienzo modesto, pero prometedor para el futuro.

Figuras influyentes de la política nacional comenzaron a visitar la zona y a mostrar interés por los problemas de los lugareños. Para 1960, cinco años después de la venta de «Las Quince Cartas», Coco ya mostraba claros signos de progreso.

Se habían establecido los primeros negocios turísticos conocidos: Luna Tica, dirigida por Freddy y Emilia de Barahona, se abría paso junto al Casino Playas del Coco, a pesar de las grandes dificultades económicas.

Durante este período también se abrieron una gasolinera y dos fábricas de hielo, pero no lograron sobrevivir debido a limitaciones financieras. Sin embargo, para 1960, se percibía una sensación de cambio. Al menos veinte familias de Central Mesa ya vivían en Coco.

La escuela del pueblo ofrecía educación hasta segundo grado, y los lugareños estaban haciendo sus primeros intentos de comercializar su pescado.

Aunque nadie logró un éxito real en aquel momento, la iniciativa sentó las bases para un nuevo rumbo para el desarrollo futuro de la zona, un punto de partida para el crecimiento visible que se produciría entre 1960 y 1970.

Extranjeros, Aventureros


Un fragmento de la historia local, rara vez documentado por escrito, es la historia de los primeros extranjeros que llegaron a la zona. En la década de 1950, Maury y Alma Gladson anclaron en Playas del Coco a bordo de su goleta, el Doubloon.

Como no hablaban el idioma, recibieron la ayuda de un joven local, Milton Gutiérrez, para comprar provisiones y combustible.

Posteriormente, Milton asistió a la UCLA y vivió con los Gladson en el área de Los Ángeles. Maury y Alma, por otro lado, vivían en una casa construida por Milton (quien, en ese momento, era copropietario de una franquicia de Pizza Hut) justo en Coco Beach. Alma falleció en la década de 1980 y Maury en 1998.

Maury era operador de radio y era conocido por sus programas matutinos de cruceros, donde ofrecía consejos a quienes navegaban hacia la bahía.

Entre los extranjeros que aún viven aquí desde hace mucho tiempo se encuentra la familia Bragg. Wilson (Rusty) es propietario y opera R&R Tours, Lighthouse Realty, así como empresas de construcción de barcos y viviendas.

Mike dirige Papagayo Seafood Fish Exports, varios barcos pesqueros, el restaurante Papagayo Seafood, una agencia inmobiliaria y una constructora.

Rick Bragg es el hombre de confianza de Mike y se encarga del negocio pesquero, mientras que Roy Bragg gestiona Papagayo Marine Supply. Cuando llegaron, el tipo de cambio era de 5 colones por dólar.

Ramona Reid es una de las residentes más jóvenes y antiguas de Coco. Sus padres, Walter y Teresita Reid, llegaron como voluntarios del Cuerpo de Paz a finales de la década de 1960. Ramona nació en Costa Rica y trabaja como profesora independiente en el pueblo.

A principios de la década de 1970, el tipo de cambio había alcanzado los 8,54 colones por dólar (un billete de 1.000 colones valía 117,10 dólares y una cerveza costaba 3 colones). Varios cruceros estaban anclados en la bahía y el número de extranjeros rondaba los 20.

La mayoría eran jóvenes estadounidenses (y un australiano) que se reunían por las tardes en Claudio’s (el Casino) para admirar las puestas de sol y el movimiento de los yates en las olas que golpeaban la orilla.

Había un camino frente a las casas en el lado este de la playa, pero fue inundado por las olas de una tormenta invernal.

El camino desde la salida de Tamarindo hasta Coco fue pavimentado recién en 1978, un momento celebrado localmente en presencia del entonces presidente de Costa Rica, Daniel Oduber.

Rick Wallace llegó a principios de la década de 1970 y alquiló una de las islas frente a Coco, donde vivió un tiempo. Aventurero y surfista californiano, Rick fue uno de los primeros desarrolladores de la zona de Playa Ocotal. Hoy en día, se dedica a los sectores de la construcción y el sector inmobiliario.

Tom Epling y su esposa, Leslie, condujeron hasta Coco en 1974. Tras entregar un velero en el puerto de Jamaica, regresaron para establecerse en la zona. Tom se asoció con los hermanos Rafael y Fernando Hurtado para abrir el primer bar Papagayo, conocido hoy como Papagayo Pura Vida.

En ese entonces, solo Claudio’s y Papagayo atraían turistas de San José. Tom trajo varias pangas de fibra de vidrio de El Salvador y desempeñó un papel clave apoyando a científicos, turistas y lugareños, actuando como guía y navegante experimentado.

Colaboró con antropólogos que excavaban en la Bahía de Culebra, geólogos que cartografiaban las formaciones de la Bahía de Papagayo, biólogos marinos que estudiaban tortugas en lugares secretos, taxónomos interesados en la dispersión de especies, toxicólogos que le pidieron capturar serpientes marinas con fines confidenciales y los propietarios originales de la playa.

Nacascolita, para transportar materiales de construcción. Guió a surfistas, pescadores, buceadores y turistas deseosos de descubrir lo que antes se llamaban Lugares Secretos: áreas aisladas de pura belleza natural.

También trajo kayaks de mar para los turistas de San José, que llegaban en grupos de hasta 30 autobuses.

Construyó varias casas e incluso el edificio original de la Pizzería Pronto, ubicado frente a la farmacia en Coco.

Tom falleció en 2001, y Leslie aún vive en Coco, donde participa activamente en la comunidad a través de CATUCOCO y como artesana.

Susan Fletcher llegó con su familia a finales de la década de 1970 y se estableció en Playa Panamá. Actualmente administra la Tienda Gourmet en Super Luperón. Su hija, Liana, está casada con Kristian, hijo de los dueños del supermercado Luperón.

Jim Procter llegó a Coco en velero en 1974 y, después de un tiempo, comenzó a construir lo que se conocería como Rancho Armadillo, una propiedad apreciada y visitada por muchos.

Con el tiempo, vendió este lugar, pero siguió involucrado en la comunidad, administrando varias propiedades en la zona. Actualmente divide su tiempo entre Costa Rica y Panamá, donde también realiza otras actividades.

Estos extranjeros –algunos soñadores, otros emprendedores o simples buscadores de tranquilidad– han contribuido, cada uno a su manera, a moldear la identidad actual de Playas del Coco.

Estos extranjeros —algunos soñadores, otros emprendedores o simplemente buscadores de paz— han contribuido, cada uno a su manera, a forjar la identidad actual de Playas del Coco.

Llegaron por curiosidad o por el deseo de vivir de forma diferente, a un ritmo más cercano a la naturaleza. Con cada casa construida, cada negocio iniciado o cada barco atracado, influyeron sutilmente en la dinámica de una comunidad que, aunque pequeña, comenzó a abrirse cada vez más al mundo.

En las décadas de 1980 y 1990, la ola de visitantes y residentes extranjeros creció. Quienes se quedaron a menudo lo hicieron por amor al paisaje, por la gente sencilla y cálida o por esa inusual sensación de libertad que solo conservan los lugares que no han sido afectados por la avalancha de la modernidad.

Además de sus contribuciones económicas o turísticas, estas personas trajeron consigo diferentes historias, ideas y visiones. Algunos apoyaron iniciativas educativas, otros promovieron la protección de la fauna marina o abrieron la puerta al desarrollo sostenible en la zona.

Con el tiempo, se convirtieron en parte del tejido local, no como simples visitantes, sino como vecinos, colegas y amigos.

Un final que en realidad es un nuevo comienzo.


¡Conclusión! Raíces preservadas, nuevos horizontes

En los años siguientes, la presencia de estos extranjeros contribuyó no solo a la diversificación de la comunidad de Playas del Coco, sino también a su transformación en un centro de interés para turistas, investigadores e inversionistas. La interacción con los lugareños se caracterizó a menudo por el respeto mutuo y la colaboración, aunque no exenta de desafíos o malentendidos culturales.

A medida que se desarrollaba la infraestructura, como la pavimentación de la carretera principal en 1978, el acceso a Coco se facilitó, allanando el camino para una mayor expansión. Los negocios locales comenzaron a prosperar, y las iniciativas extranjeras, como la introducción de pangas de fibra de vidrio, kayaks y servicios turísticos profesionales, elevaron los estándares para los visitantes y brindaron nuevas oportunidades de empleo a los lugareños.

La participación en actividades científicas, como el mapeo geológico, el estudio de la fauna marina y la exploración de la biodiversidad, condujo a una mejor comprensión y conservación del entorno natural. Además, gracias al esfuerzo personal y comunitario, se construyeron viviendas, restaurantes y estructuras turísticas, lo que dio forma a la imagen actual de la región.

Estas contribuciones fueron esenciales para transformar a Coco de un pueblo pesquero aislado a un destino vibrante con una identidad mixta, donde la tradición local se entrelaza con visiones de otros rincones del mundo.

Districtul Sardinal
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